En enero entró en vigor la ordenanza municipal para el ahorro de agua y una de las primeras medidas del ayuntamiento ha sido la de iniciar la elaboración un censo de las piscinas privadas. El propósito es tenerlas localizadas para controlar "que no se vacían continuamente", en palabras del concejal de Medio Ambiente, Miguel López Bueno.

De hecho, la propia ordenanza establece que entre el 31 de mayo y el 31 de octubre estará prohibido vaciarlas. Pero los propietarios de piscinas no serán los únicos que tendrán que adaptarse a la normativa, el propio ayuntamiento --el mayor consumidor de agua-- también deberá hacerlo y, en este sentido, el edil señaló que "la mayor parte de los parques se riegan ya por goteo" y su intención es ir cambiando en las rotondas los aspersores por difusores y regar por la noche mientras afirmó que el baldeo se hará con agua tomada del río y, solo si no basta con el barrido.

La entrada en vigor de la ordenanza obliga también a los constructores a instalar en las viviendas nuevos dispositivos de ahorro de agua como difusores en grifos y duchas y el doble pulsador en las cisternas. De lo contrario, el ayuntamiento denegará las licencias de obras y, en el caso de obras de particulares, hará lo propio con las licencias de primera ocupación.

El texto también recoge que las viviendas ya existentes deberán tener también estos sistemas para ahorrar agua o sus propietarios se expondrán también a la denegación de licencias de obras, sin embargo, el concejal ha asegurado que estas medidas "no son obligatorias para los pisos ya construidos, para los nuevos sí". Aún así, estaba previsto realizar una campaña informativa para aclarar dudas, pero no se ha llevado a cabo.