Una media de diez sudamericanos se está dando de alta al día en el padrón municipal de habitantes y es una tendencia que va en aumento en los últimos tres meses, según datos de la oficina de Estadística del ayuntamiento. Casi el cien por cien son jóvenes o matrimonios con niños pequeños que buscan una vida mejor aunque es una realidad que pasa desapercibida.

La mayor parte se dedica a tareas domésticas y de cuidado o acompañamiento de personas mayores, pero también al campo por lo que no pocos viven en Plasencia y se inscriben en su padrón aunque luego se marchan a las comarcas a trabajar.

Cuando el PP municipal acaba de demandar la realización de campañas para la captación de nuevos habitantes de derecho --algo que nunca hizo en sus últimos ocho años de gobierno-- resulta que los inmigrantes sudamericanos constituyen el grueso de las nuevas incorporaciones al padrón municipal, que alcanza una población de 38.495 personas a enero del 2002.

Mientras las de marroquíes se han estabilizado, la de argentinos ha ido en aumento desde que estalló la crisis así como la de rumanos si bien la mayor parte proceden de Ecuador o Bolivia, según la oficina de Estadística. Son gente pacífica que cubren trabajos para los que no suele haber demanda de los autóctonos y en algunos casos buscan soluciones como la de los mimos que aparecen de vez en cuando en las calles comerciales, que son jóvenes rumanos.

LA OTRA CARA

Se da la circunstancia de que buena parte de las bajas diarias durante el verano se deben también a cuestiones de trabajo. En este caso son ocho placentinos al día de media que se marchan a las zonas de costa para trabajar en la hostelería y necesitan estar empadronados aunque luego vuelven. La oficina municipal de Estadística no ha hecho aún balance del número de extranjeros que lleva inscritos, pero además hay que tener en cuenta que no todos lo hacen por reticencias a aparecer en algún listado oficial dado que la gran parte entró a España como turistas.

No obstante, Cáritas no cree que superen el diez por ciento de la población y confirma que "son gente que se busca la vida pacíficamente y que se empadronan porque si no, no tienen asistencia sanitaria gratuita, ni pueden escolarizar a sus hijos". Es uno de tantos requisitos para la tarjeta de residente.