Mientras los vecinos del Valle del Jerte han empezado a economizar el agua potable, las fuentes placentinas exhiben fugas o algunos parques se inundan a base de mangerazos también con agua tratada. De manera que el ayuntamiento se ha convertido en el mayor consumidor porque el último año gastó del orden de 700.000 metros cúbicos del total de 2.600.000 que consumió la ciudad entera.

Lo que más llama la atención es que tal cantidad de agua potable se usó para el riego de zonas verdes y calles y la situación persiste aunque la concejalía de Medio Ambiente anunció para este verano la aprobación de una ordenanza municipal para promover el ahorro de agua.

ORDENANZA SINE DIE Eso fue en junio, pero en julio el concejal delegado, Miguel López Bueno, advirtió de que la complejidad de la ordenanza ha obligado a retrasarla sine die aún siendo consciente de la necesidad de promover un uso más racional por mucho que el pantano podrá abastecer a la ciudad durante varios años aunque no cayera una gota de agua.

De hecho la propia concesionaria del servicio municipal de agua ha pedido un uso solidario y puso por ejemplo que la empresa de los jardines ha impuesto un sistema de riego que sería más eficaz si los gamberros no giraran más de una vez los difusores con lo que el agua corre a raudales de rotondas como la de San Calixto o Los Alamitos.