EDAD 78 AÑOS
NACIO EN CABEZUELA DEL VALLE
FAMILIA VIUDA POR DOS VECES, TIENE 4 HIJOS Y 9 NIETOS
PROFESIONES HA VENDIDO BOLLOS DE PATATA, LIMPIADO CASAS Y OTROS ESPACIOS, CUIDADO ANCIANOS Y AHORA BORDA VESTIDOS, PAÑUELOS Y TRAJES REGIONALES.
Bernarda Martín Blanco la bollera es una mujer humilde y de gran corazón que ha trabajado siempre por su familia. Nació un día de San Fulgencio, y por toda una vida de sacrificio, el ayuntamiento la homenajeó el Día de la Mujer Trabajadora.
--Empezó pronto a ser mujer trabajadora...
--Sí. A los nueve años servía por la mañana en una casa y por la tarde, vendía los bollos de patata de mi madre. Después limpié las escuelas graduadas, la plaza del mercado y el filato.
--¿Acabaría cansada...
--No. Hambre no pasamos, pero necesidades muchas. En la posguerra mi madre compraba naranjas y una hermana se comía las cáscaras y luego las devolvía.
--Y luego se casó...
--Sí. A los 20 años y uno más tarde me quedé viuda y con una hija. Entonces compré una máquina de coser que me costó 1.750 pesetas y aprendí a bordar. Cinco años después me volví a casar.
--¿Por qué emigró a Francia?
--Queríamos comprarnos un piso. Mi marido se fue a Suiza y yo con 40 años a Francia con mi hija mayor y dejé otros tres con una hermana. Tuve otra niña más pero se murió. Limpiaba una clínica y cuidaba a un matrimonio. Volví con 48 años a Plasencia y compré el piso, donde tenía huéspedes y bordaba.
--¿Cómo aguantaba?
--La fuerza la he sacado de mi marido y de mis hijos. Cuando yo me casé iba a lavar al río con la tajuela, el baño, un niño en cada mano y otro en la barriga.
--¿No se siente cansada?
--No. Estoy agustísimo. Ahora bordo y yo hasta que no me dé un patatús, no lo dejo.