Uno de los viejos autobuses urbanos retirados de las calles placentinas por el ayuntamiento volverá pronto a la circulación, pero en los campos de refugiados del pueblo saharaui, donde será el sustento de una familia con diez hijos que ahora sobrevive con la ayuda humanitaria.

Como la que le va a ofrecer Aníbal Serrano García, más conocido por la pescadería de la avenida de José Antonio que regenta, cuya familia va a costear el transporte del viejo autobús por carretera en una góndola hasta Cádiz y por barco hasta Canarias con transbordo hasta Mauritania. Fue precisamente el alto coste del transporte lo que disuadió a las autoridades cubanas de llevarse éste y varios más a La Habana merced al ofrecimiento del concejal de Bienestar Social, Victoriano Durán, por lo que llevan meses aparcados en el depósito municipal de Capote.

Aunque es la cooperativa Los Arcos que gestiona el servicio la que dona el vehículo, que sólo ha necesitado una puesta a punto costeada también por la familia placentina. Son dos ejemplos de solidaridad de particulares que socorrerán a una larga familia de saharauis que vive en un campamento próximo a Tinduf. "Es el dinero mejor gastado en mi vida --afirma Aníbal-- El día que llegue allí va a ser para nosotros una satisfacción grandísima porque lo podrán utilizar como un taxi y será un medio de vida para ellos". El nexo de unión entre ambas familias es Ali, de doce años, que lleva cinco pasando las vacaciones en paz en casa de Aníbal, como se conoce el programa de la Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui de Hervás a la que pertenecen.