La reforma del antiguo convento de Las Carmelitas para que pueda acoger la pinacoteca del Salón de Otoño de Caja Extremadura comenzará después del verano. Lo anunció ayer el presidente de la entidad, Jesús Medina, que acudió a la ciudad para inaugurar la instalación de la escultura que ganó el año pasado su Premio Internacional de Escultura, ubicada al comienzo del bulevar de Cañada Real.

Medina subrayó que Caja Extremadura quiere homenajear a la ciudad donde nació Caja Plasencia y convertirla en "la ciudad de las Bellas Artes". De ahí proyectos como la pinacoteca del Salón de Otoño, que ha sufrido retrasos debido a que la entidad ha tenido que utilizar el dinero previsto para estas obras para otros proyectos como el fondo para la creación de empleo local, valorado en seis millones de euros y el de apoyo a familias, de tres millones de euros, explicó ayer Medina.

Por eso, la reforma de las Carmelitas se iniciará con remanentes de la obra social, pero la intención del presidente de Caja Extremadura es que "se puedan continuar y agotar en los presupuestos de la obra social del próximo año". Entonces, la ciudad contará con una exposición permanente del centenar de obras que forman la pinacoteca del Salón de Otoño y un espacio para los talleres de artes plásticas ligados a este premio.

EXPOSICION PERMANENTE Pero hasta que llegue ese momento "tenemos una exposición permanente, las 24 horas al día", dijo Medina en alusión a las dos esculturas premiadas en su certamen internacional de escultura que ya lucen en la ciudad. La primera, El entrenamiento , de Manuel Mediavilla, se instaló a la entrada de la sede central de la entidad el año pasado y la segunda, El espacio recorrido , de la madrileña Mar Solís y dedicado a la conquistadora placentina Inés de Suárez, se inauguró ayer en el bulevar de Cañada Real.

La propia autora, que ganó el certamen el año pasado, asistió a la cita, junto a la alcaldesa, el portavoz del jurado del premio, Moisés Bazán y consejeros de la entidad. Solís explicó que se trata de arte abstracto, de una estructura conceptual apoyada en un trípode y mostró su deseo de que "sea participativa porque es una pieza transitable y debe recorrerse ese territorio como un cruce de caminos".

Está realizada en acero corten con acabado natural de óxido y para el portavoz del jurado es una obra "de gran calidad. Mar Solís realiza piezas geométricas que tienen algo de orgánico, casi se parece más al bosque. Es una obra cálida y acogedora y animo a la gente a que la haga suya".