Uno a cero vuelve a ganar la oposición en la carrera por la moción de censura. No es por frivolizar, sino por seguir en la onda cutre del último pleno del que me quedó clarísimo que nos han tocado en suerte unos políticos comodones porque no quieren ni oír hablar de negociar y por eso prefieren las mayorías absolutas. Si hay más diálogo en las juntas de vecinos de ´Aquí no hay quien viva´.

No se entiende de otro modo la salida surrealista del gobierno del PSOE de pedir al juez que suspenda cautelarmente el acuerdo de pleno aprobado por la mayoría de la oposición. Pero tampoco el afán del PP, el CCPL y Pepa Camisón por poner contra las cuerdas al gobierno. Todo tan legítimo como desleal mientras que el pueblo, que dicen soberano, espera ver política. Esa de que una oposición constructiva aproveche su mayoría matemática para poner al PSOE los deberes --visto que por sí sólo tampoco tiene la iniciativa-- de reclamarle a su compañero de partido y ministro de Justicia el Juzgado de lo Social o, se me ocurre, forzar a Elia Blanco a abrir la negociación pendiente años ha con los dueños de las huertas de La Isla.

Pero eso exige mucha generosidad y visión de futuro más allá de atisbar quién se colgará la medalla; de nuevo infravalorando al votante. No es que no se merezca un aplauso la modificación del presupuesto impuesta por la oposición en el pleno que aumenta el control del gasto se llame como se llame el alcalde aunque también es cierto que quien hizo la ley, hizo la trampa como recordarán, seguro, los proveedores municipales que llevan esperando a cobrar desde el 2002 y 2003 una deuda extrapresupuestaria de 300.000 euros.

En fin, que la moción de censura está más cerca que lejos lo sabe hasta el Tato aunque más que de Pepa Camisón dependa ahora de Victoria Domínguez, al fin y al cabo mujer de partido.