Llevan ya un mes encerrados en una estancia de la catedral Vieja y prevén que su encierro "va para largo". Lo afirma Manuel Rodríguez, portavoz de los desempleados del Campamento Dignidad, que han decidido intensificar la presión social para conseguir sus reivindicaciones.

Estas son una renta básica de 600 euros --no están de acuerdo con la que se aprobará en la asamblea-- 25.000 empleos públicos en un año y la paralización de todos los desahucios.

Para conseguirlo y, tras decidirlo en sus asambleas, que celebran cada día, acudirán al próximo pleno y protestarán ante políticos y bancos. También han convocado una manifestación para el día 18 de abril, a la que invitan a sumarse a la ciudadanía, e incluso han pedido a los vecinos de los pueblos limítrofes "que presionen a sus alcaldes para que hagan desobediencia civil, que la ley dice que es una herramienta social. El Tribunal Supremo ha dicho que es una herramienta de la ciudadanía para reclamar derechos".

Entre 7 y 12 personas duermen cada noche en este campamento. Se van turnando para tener también tiempo para su familia, mientras siguen buscando trabajo y celebran talleres y charlas --ayer una sobre la reforma laboral-- y tejen su cadeneta de la dignidad.