No están obsesionados con la cocina, pero les gusta. Les gusta "cortar", "batir", enredar con la masa de las pizzas y algunos ya han podido hacerlo a lo largo de dos semanas, e incluso enseñarles recetas a sus padres.

Quince niños han formado parte del primer grupo de los talleres de verano de la escuela de cocina, que se han estrenado este año, y otros quince comenzarán otro mañana y aprenderán cómo manejarse en la cocina durante otras dos semanas.

Los primeros tienen entre 8 y 10 años y los segundos, de 11 a 13. Jesús Fraguas, director de la escuela, Mayte Mora y Juan Antonio Aznal son los profesores, que destacan la capacidad de absorción de conocimientos de los más pequeños en comparación con los adultos que aprenden en la escuela durante el invierno.

"A la mayoría se les ven bastantes ganas e iniciativa, sobre todo a las chicas, aunque todos vienen también a divertirse y te sorprenden", señala Fraguas.

Aprenden de todo, desde las normas de higiene para manipular los productos, hasta la limpieza en la cocina y el orden. En cuanto a los platos que han preparado, hay de todo: masas de pizza, pan, coca, verduras, tomates rellenos, huevos rellenos, empanadas, croquetas, brochetas, chocolatinas, tartas, merengue, mousse, "lo más facilito".

Todos terminaban el viernes el curso con "un poco de pena" y también deseosos de repetir el próximo verano. Porque además han hecho nuevos amigos y casi todos han preparado ya recetas a sus padres. "Yo piruleta de chocolate negro, yo huevos rellenos, yo galletas", señalaban algunos, y la respuesta de los padres, siempre ha sido la misma: "que estaba muy rico".