Una semana antes de Navidad, Cáritas diocesana dio la carta de despido a doce empleados por finalización de contrato, pero reenganchó a diez por obras y servicios y la víspera de Navidad comunicó verbalmente a los dos restantes que no iban a ser renovados. Mariano Blanco es uno de los afectados, que indicó ayer su disposición a recurrir a Magistratura por despido improcedente y contratación ilegal.

Se basa en que Cáritas argumentó que el programa para el que fue contratado en mayo del 2001 --de Cooperación Internacional y Educación para el desarrollo que financia la Junta-- había finalizado, si bien desde enero del 2003 venía desempeñando funciones en el centro de transeúntes a donde fue trasladado. "A mi me llamó por teléfono el 24 de diciembre por la mañana el secretario general y me dijo que así lo había decidido la comisión permanente que se había reunido dos días antes". El aludido, que es Francisco Martín, evitó hacer declaraciones porque dijo que no le está permitido por el obispo.

Un día después de salir a la opinión pública que Cáritas se ha visto obligada a hipotecar su sede central y otros dos locales en San Juan a cambio de un crédito de 518.279 euros, Mariano Blanco -muy significado con los movimientos cristianos obreros-- confesó ayer sentirse "muy triste por todo esto, pero lo que más duele son las formas y que te despidan con la excusa de que hay crisis cuando empiezas a denunciar situaciones irregulares de forma interna y se esté pagando un sueldo de 49.000 euros al secretario general".

VOLUNTARIOS O EN NOMINA Como publicó ayer El Periódico, Cáritas diocesana atraviesa una crisis interna y el descontento del personal es ya manifiesto. El debate sobre si este tipo de instituciones religiosas debe nutrirse más de voluntarios que de trabajadores en nómina está ya en la diócesis y el nuevo obispo, Amadeo Rodríguez, se ha manifestado a favor de realizar campañas de captación de voluntarios y buscar un equilibrio entre estos y el personal cualificado que requieren los programas con subvención pública.

En el otro lado están quienes dudan de la viabilidad de que Cáritas diocesana se alimente en su mayoría de voluntarios. "A ver quién se va a pasar su tiempo libre, por ejemplo, un sábado por la tarde en el centro de transeúntes". Lo califican de utópico mientras son más partidarios de adaptar los sueldos a las posibilidades reales de la institución. En todo caso, el debate está servido en pleno conflicto.