«Tenemos miles de piezas, las manipula mucha gente y Cáritas no tiene capacidad para desinfectarlas todas». Lo afirma Pablo Vicente, responsable de Cáritas Interparroquial en Plasencia, quien ha señalado que, «provisionalmente y hasta que veamos cómo va la cosa», el ropero no reabrirá.

Este servicio, situado en la avenida de la Vera, cerró el pasado mes de marzo, con motivo del confinamiento y no ha vuelto a abrir «como medida de precaución y sanitaria, por el riesgo de que parte de la ropa que la gente traiga, con toda su buena voluntad, llegue contaminada», pero también porque las mujeres que lo atienden son mayores y, por lo tanto, población de riesgo frente al covid-19.

Quien tenga necesidad puede acudir al comedor social de Cáritas, en la calle Trujillo y a la iglesia de San José y hablar con las trabajadoras sociales que hay en estos espacios.