Cáritas Diocesana ha hipotecado los dos pisos de la avenida de la Vera donde funcionan los servicios centrales y otros dos locales desocupados en San Juan para responder por un crédito de 518.279 euros --86.234.370 de las antiguas pesetas-- que le ha sido concedido en diciembre por la Caja de Ahorros de Extremadura. El motivo por el que la institución religiosa ha pedido el crédito es una incógnita porque sus responsables declinaron ayer dar ninguna explicación.

Cáritas ha hipotecado estos cuatro inmuebles por un plazo de cinco años, durante los cuales tendrá que hacer frente a 62.199,49 euros --10.349.125 pesetas-- en concepto de intereses ordinarios, según consta en el documento público del Registro de la Propiedad. Las escrituras fueron formalizadas ante notario el día 18 de diciembre e inscritas en el registro el pasado diez de enero.

CRISIS INTERNA Si obedece a una falta de liquidez, desajustes o exceso de gastos se desconoce porque Cáritas no ha vuelto a hacer público su balance económico como ocurre en Proyecto Hombre, también de la iglesia, mientras en los últimos años el presupuesto anual de funcionamiento venía siendo del orden de 780.000 euros, según fuentes eclesiásticas.

La operación financiera coincide con un malestar interno creciente que los empleados y voluntarios de Cáritas no ocultan ya en público y ha llegado a provocar serias discrepancias en el seno del equipo directivo que forman el director, Juan Francisco Serrano Pino; el delegado episcopal, Rafael Prieto; el secretario general, Francisco Martín y el administrador, Antonio Orantos. Tanto es así, que antes de las Navidades se reunió el consejo diocesano de Cáritas, donde están presentes también las Cáritas Interparroquiales de la diócesis, y el obispo recién llegado, Amadeo Rodríguez, se encontró con la crisis interna.

En el aire quedan los motivos que la han provocado porque las versiones en privado de unos y otros se contradicen. Diferentes formas de entender el concepto de Cáritas, la gestión económica, el volumen de personal por exceso para quienes echan en falta más voluntariado, sueldos abultados y recorte de plantilla o el elevado coste de las obras y el mantenimiento del nuevo centro, aún por abrir, se apuntan como factores desencadenantes.

Ayer, el director emplazó al lunes próximo para no hacer ninguna declaración hasta haber consultado con el obispo y éste indicó que está tomando el pulso a la situación porque, no en vano, es un recién llegado a la diócesis aunque aseguró, lacónico y cauto, que "el obispo está ocupado en el tema y está siguiendo el proceso estatutario".