El comedor social de Cáritas que tiene su sede en la ciudad lleva más de ocho años al servicio de los más necesitados. Desde el mes de diciembre, Sor Ana María es la nueva responsable del espacio, un cargo señalado por el obispo y que a la religiosa le llena de satisfacción. "Es el año de la misericordia, hay que dar de comer al hambriento y de beber al sediento"

La organización cuenta con el apoyo de treinta voluntarios, dos hermanas entre ellas, más Sor Ana María y solo dos hombres. Apenas participan jóvenes. La mayoría de los voluntarios son jubilados y, según la responsable, son personas muy comprometidas: "Se pelean por hacer las tareas del comedor como lavar los platos, o colocar bandejas".

El comedor social, situado en un antiguo inmueble la calle Trujillo, ofrece de lunes a domingo sustento alimenticio a más de treinta personas. Entre ellas, se encuentran dos tipos de usuarios: personas sin techo , sin ningún tipo de recursos, y familias con menores que disponen de recursos insuficientes.

La edad media de estas personas ronda los 40 años y, según Sor Ana María, a varios de los sin techo se les ofrece dinero para pagar un alojamiento, algo que unos rechazan, y otros no.

La comida se organiza en el cátering que tiene la sede central; llega al comedor en termos y el menú es muy completo. El comedor cuenta con una trabajadora social para evaluar qué persona necesita, o no, la ayuda por parte de Cáritas.