El 13 de marzo, el mercado de frutas y verduras de la plaza Mayor de Plasencia se instaló por última vez antes del confinamiento. Ayer, 22 de mayo, volvió a ponerse en marcha, pero con muchas diferencias.

En la nueva normalidad de este mercado del viernes, estaban previstos únicamente 6 puestos, un tercio del aforo, aunque finalmente solo hubo 5 por un problema personal del sexto. Todo el perímetro se señalizó con la cinta blanca y roja que suele utilizar la policía para sus precintos, de forma que solo había un acceso, controlado por una persona que iba indicando la obligación de echarse gel hidroalcohólico en las manos antes de entrar.

Ante los puestos, diferentes conos establecían la distancia a la que los clientes debían permanecer de la mercancía, una circunstancia que algunos compradores desconocían y se encargaron de explicar los propietarios de los puestos. Fue lo más criticado porque tanto vendedores como clientes señalaban que «están muy lejos, a dos metros y hay gente que desde esa distancia no llega a ver el género. Además, hay que sumar el tamaño del puesto hasta nosotros, otro metro. Nos parece exagerado cuando en los bares y en las tiendas se permite estar mucho más cerca». Porque además, nadie puede acceder si no lleva mascarilla.

Algunos dueños de puestos, llegados de Ceclavín y Montehermoso, lamentaron que ayer hubo «poca gente», en su opinión porque, al ser el primer día, «muchos no se han enterado de que volvíamos». Para otros, sin embargo, el balance de la jornada fue positivo. «Esperaba menos gente, estos días van a ser de adaptación, hasta que a la gente se le quite el miedo, pero esto es responsabilidad de todos».

En lo que todos coincidían era en señalar la necesidad de volver ya a la actividad porque para muchos es su única fuente de recursos. «No tenemos otros».