Los alumnos del colegio Miralvalle tienen este año la opción de desayunar en el centro. El servicio de desayunos es una iniciativa pionera no sólo en la ciudad sino también en la provincia y desde que comenzó a funcionar hace diez días una quincena de alumnos acuden cada día a desayunar mientras sus padres trabajan.

Precisamente, la idea de crear este nuevo servicio surgió de la demanda y el empeño de la asociación de padres porque, según explicó ayer el director del colegio, Antonio Tejero, muchos comienzan su jornada laboral a las ocho de la mañana y se veían obligados a dejar a los niños con los abuelos o a contratar a una persona para darles de desayunar y llevarles al colegio. Sin embargo, "ahora para los padres es un desahogo, saben que aquí están bien atendidos y es un ahorro económico", destacó Tejero.

EVITAR LA BOLLERIA

El servicio funciona desde las 07.45 a las nueve de la mañana que empiezan las clases y está abierto a los alumnos de infantil y primaria. Además, incluye la acogida, con lo que después de desayunar, los niños tienen un espacio para jugar o ver dibujos animados en la televisión.

De los alimentos se encarga el Cátering Cáparra, también al frente del comedor escolar, y según su coordinador, Benito Caballero, "los niños comen a la carta porque sus padres nos dicen lo que les gusta, aunque intentamos que coman de todo y evitamos la bollería". Susana Fuentes, también del cátering, explica: "Todos los días les damos zumo y colacao con galletas o magdalenas", aunque también disponen de cereales y otros alimentos. Elena y Sara, de 7 y 6 años, desayunan a diario en el colegio y no lo cambian por su casa porque "en casa me dan de comer cosas que no me gustan y aquí estamos con otros niños mientras nuestros padres van a trabajar".