El suceso del fin de semana les ha dado la razón a los vecinos, que no dejan de advertir que "hasta que no pase algo gordo, aquí no van a hacer nada", en referencia a la solicitada puerta que llevan cerca de dos años esperando y no dudan de que, si hubiera estado instalada, habría impedido entrar al callejón a los autores de las explosiones.

Pero la sensación general es además de inseguridad porque "ahí entra de todo y un día cogieron a mi hija en la puerta y la amenazaron, menos mal que se defendió, pero si cogen a alguien y le meten en el callejón, le pueden hacer de todo y nadie se entera. Yo no sé cómo hay vecinos que meten sus coches ahí, esa gente está en peligro".

Afortunadamente, las explosiones no han tenido consecuencias graves pero advierten que podrían haber afectado a los vehículos del garaje e incluso a algún indigente que suele dormir bajo unos cartones y, si hubiera estado, "se habría asfixiado". Por eso insisten en pedir la puerta que sólo deje acceder a los vecinos.