Tras vender los pisos en 1990 y estar hasta el 2001 en paradero desconocido, el constructor de los bloques de viviendas y unifamiliares de la plaza de San Calixto declaró ayer en el juicio por la demanda civil interpuesta por 12 comunidades de vecinos y propietarios de unifamiliares. Lo hizo en la sala de vistas del juzgado de instrucción número 3 para no admitir responsabilidad alguna por los vicios ocultos aparecidos en las viviendas, que achacó al mal uso.

En torno a 150 vecinos de bloques de la avenida José Antonio, la plaza de San Calixto y la calle Obispo Varela se han unido para enfrentarse al constructor y ayer estuvieron presentes en el juicio los presidentes de doce comunidades y los dueños de varias viviendas unifamiliares.

Su abogado presentó a siete testigos, que enumeraron los defectos aparecidos en las viviendas, entre los que destaca el insuficiente anclaje de las losetas que ha provocado la caída de varias de ellas a la vía pública, de forma que una comunidad incluso ha instalado una marquesina y el ayuntamiento ha acordonado con vallas toda la parte de la avenida de José Antonio.

El constructor --acudieron dos hermanos Paredes con sus mujeres-- se ha defendido alegando que es el mal uso el que ha llevado a la caída de losetas por la instalación de aparatos de aire acondicionado y los cerramientos de los balcones, declaración que corroboraron sus peritos.

SEGUNDA SESION Por contra, el informe pericial de los vecinos enumera entre los defectos una deficiente red de saneamiento que provoca malos olores en los cuartos de baño, además de grietas y humedades y los acerados hundidos, que ya ha tenido que arreglar el ayuntamiento. Los vecinos han pedido la reparación de todos los defectos, que según sus cálculos, podría tener un coste de unos 300.000 euros.

Después de más de seis horas de juicio, ayer aún no se dio por terminado a falta de dos pruebas, un oficio al ayuntamiento y otro al servicio de inspección de vivienda de la Junta, con lo que se alargará en torno a un mes.