U grupo de mujeres de la parroquia de San José ha cosido desde octubre hasta 350 vestidos que vestirán a niños pobres de Honduras. Empezaron siendo siete y ya son treinta las hadas madrinas de unos niños que duermen sobre el suelo, por lo que se han dedicado también a hacerles mantas individuales con retales cedidos por un comercio local.

"Porque aquí todo es voluntario y se puede contribuir cosiendo o donando desde un retal a hilo". Lo dice Fini Martín, la mujer que cogió en Plasencia el testigo de Marce, que hace años tuvo la idea desde Colmenar de coser y enviar los vestidos a Honduras, donde su hermana sor Josefina se encarga de repartirlos entre otros misioneros -más de cien-- que surten a las familias más necesitadas.

EXPUESTOS HASTA EL 10 Ahora estarán expuestos hasta el martes por la tarde en los salones parroquiales de la parroquia de San José y después se enviarán a sor Josefina. "Así hay total garantía de que los vestidos llegan a su destino". El párroco, don Angel, no oculta su admiración por estas mujeres del llamado Grupo Misionero San Fulgencio, en honor al patrono de la diócesis, algunas de las cuales, ya mayores, se dedican en casa a hacer el ganchillo y los zapatitos. Hay unos días señalados para retirar de la parroquia el material que ha sido donado y cada mujer se lo lleva a casa para hacer la labor.

Todo vestido, pantalón o ropa de bebé lleva un lazo final que simboliza la unión con estas mujeres. "Nosotras lo hacemos con un sentimiento muy cristiano porque queremos cumplir el mensaje de Jesús de vestir al desnudo así es que aquí cosemos, pero también rezamos y leemos el Evangelio".

Participan mujeres desde los 30 a los 80 años y también la Universidad Popular mientras se va a unir ahora la Asociación de Viudas. Es una iniciativa que surgió en la parroquia de San José, pero a la que en apenas cuatro meses se están sumando mujeres de otros rincones de la ciudad que quieren contribuir a este fin benéfico.