El covid puede matar, pero no tener casa, también y más aún en la situación actual, en que la combinación de ambos elementos ha dado lugar a una nueva realidad, el recorte de la capacidad de los centros de acogida para personas sin hogar. Un ejemplo es el centro de Cáritas en Plasencia, que ha visto mermado el número de acogidos entre enero y octubre en un 40% con respecto a las mismas fechas del año pasado.

Iván Torres, coordinador del Centro de Acogida Temporal, ubicado en La Data, señala que en este periodo han pasado por el CAT 307 personas. Un total de 24 quedaron confinadas en marzo, si salían «ya no podían volver a entrar» y ayer subrayó que, pese a sus circunstancias, «han dado un ejemplo de convivencia y saber estar».

Pero, a partir de junio, cambió el sistema de ingreso debido a los protocolos por el covid. Así, Toda persona que necesita acogida debe pasar por un aislamiento previo, en una habitación, hasta que se realiza una PCR y esta da negativa. Hasta ahora, se han realizado un total de 20 y todas han dado negativo. Si la habitación está ocupada, ninguna otra persona puede entrar en el centro, aunque lo necesite. En este caso, lo que se hace es «contactar con los otros centros de acogida de la región».

Sin embargo, Torres advierte que la situación es la misma en todos, están «limitados» porque además han tenido que reducir su aforo. El de Plasencia ha pasado de 30 plazas a 20 y, si antes en una semana podía acoger a «tres, cuatro o cinco personas, ahora solo podría entrar una», por el aislamiento previo necesario.

Así y dado que el covid y sus consecuencias económicas puede generar un aumento de personas sin hogar, avisa: «Puede ser un problema a nivel de calle».

Por eso, Cáritas no descarta que tenga que abrirse de nuevo en el futuro un espacio para emergencias, mientras subraya que lo que siempre van a tener cubiertas son «las necesidades básicas» y pide ayuda económica y humana.