La jueza ha absuelto de toda culpa a Julián Alegre Jabón, el cuidador de Placeat que fue acusado por su antiguo jefe más directo de maltratar a un enfermo con parálisis cerebral usuario del centro de San Gil. La sentencia del juzgado número cuatro conocida ayer no ha dado por cierta la acusación formulada por José Ignacio Sánchez, que ya no tiene relación con la asociación.

"Julián Alegre --afirma-- no incurrió en infracción penal alguna, siendo su comportamiento proporcionado y adecuado a las circunstancias del caso concreto". Aunque la fiscalía también solicitó en el juicio de faltas una multa de sesenta euros a razón de dos por día, la defensa ejercida por el letrado placentino Miguel Cantero convenció a la jueza de que los manotazos que el propio cuidador reconoció haber dado al enfermo "se dieron únicamente con el fin de que comiera y dejara de gesticular con las manos".

COMO UN NIÑO Se basa la jueza en las especiales características de su enfermedad, que le llevan a negarse a comer y a agitar los brazos en estado de gran excitación y nerviosismo por lo que añade que la propia madre pidió que "probaran a taparle la nariz" con fines terapéuticos como si de un niño se tratara tal y como relató la defensa en el juicio donde, por cierto, no estuvo la familia del usuario.

Asimismo, advierte de que fue el propio denunciante quien, como jefe, instruyó a los cuidadores en la inmovilización del enfermo como medio para hacerle comer y no pasa por alto el hecho de que "no estuvo presente y mantiene, además, una mala relación con los directivos de Placeat". Por otra parte, cuestionó el origen de las declaraciones de sus testigos porque pese a decir en el juicio que eran individuales, todas eran idénticas.