Fue una obra polémica con tiras y aflojas entre el anterior equipo de gobierno y la Consejería de Cultura. Ahora, un año y tres meses después de su construcción, la nueva concejalía de Cultura ha decidido acatar la orden que entonces diera la Junta de Extremadura y eliminar la rampa de acceso a la catedral.

La concejala Lidia Regidor la ha calificado como "un ataque indiscriminado al patrimonio" y baraja demolerla o rehacerla para que permita realmente el acceso de minusválidos a la catedral, ya que ahora una vez pasada la rampa aún quedan escalones que dificultan la entrada.

Regidor ha criticado sobre todo que el anterior equipo de gobierno no informó del proyecto a la Junta ni a los arquitectos del plan director de la catedral. Lo cierto es que se trató de un proyecto del arquitecto municipal y el ayuntamiento se comprometió a parar la obra después de una visita del director general de Patrimonio de la Junta. Sin embargo, acto seguido volvió a dar la orden de continuar la obra e incluso de teñir la rampa para dotarla de un color parecido a la fachada de la catedral, sin conseguirlo, lo que obligó a picar la pintura para eliminar el impacto visual.

ILUMINACION DAÑINA La Junta instó entonces de nuevo al ayuntamiento a que la demoliera alegando "la posibilidad de haber cometido alguna infracción contra el patrimonio histórico al al estar declarada la catedral como Bien de Interés Cultural". Aún así, el entonces alcalde, José Luis Díaz apeló a la propia Ley de Patrimonio para negarse a quitarla argumentando que se trataba de una obra realizada en la vía pública, en el entorno del monumento, y según la Ley era de competencia municipal.

Polémica aparte, la Asociación Amigos de las Catedrales fue una de las que se opuso a la rampa y ahora ha aplaudido la decisión municipal. Precisamente, la asociación denunció la obra a la Junta porque "el anterior edil de Cultura la realizó sin ningún tipo de asesoramiento por parte de los arquitectos del plan director de la catedral". Regidor quiere llegar a un consenso con ambos y con Patrimonio para derribarla o construir otra nueva.

Cultura también quiere introducir cambios en la iluminación exterior de la seo. Para Amigos de las Catedrales, éste también fue un atropello al patrimonio que costó a las arcas municipales 408.600 euros y no consiguió definir el monumento para ser avistado desde cualquier punto de la ciudad. Por el contrario, advierte de los daños que ha provocado, "tanto en las alturas como en los canales de evacuación de aguas del enlosado y en otros puntos de la fábrica".