Una gran humareda negra, dos balcones en llamas, numerosos vecinos en otros con pañuelos en la boca y pidiendo auxilio desesperadamente, el estallido de cristales por el fuego y un matrimonio atrapado en una habitación. Este fue el desolador panorama que se encontraron ayer los bomberos del parque de Plasencia al llegar a la calle Obispo Acevedo, en Miralvalle.

Las policías Nacional y Local habían llegado primero, en torno a las 14.30 horas y trataban de alejar a los vecinos y paseantes mientras intentaban comunicarse con el hombre de 86 años y problemas de audición que se asomaba tras una ventana del tercer piso con un pañuelo en la boca. Su mujer, de 85 y con movilidad reducida, se encontraba en la cama. Ninguno tenía posibilidad de salir de la vivienda.

Por eso, cuando llegaron los bomberos, además de utilizar las mangueras para intentar atajar las llamas, que empezaban a quemar también una tela de un balcón del segundo piso, lo que hicieron fue intentar desplegar la escalera que les permitiera rescatarles. Antes, eso sí, lograron que el hombre abriera la ventana y subiera la persiana al máximo para que entrara el aire de la calle. Pero finalmente, optaron por liberar de humo la escalera del bloque para poder bajarles.

Se vivieron momentos de nervios y angustia, por parte de los vecinos de un bloque con 28 viviendas. En una de ellas, justo al lado del matrimonio, se encontraba Luis Mendoza, de 40 años, que estaba preparando la comida después de haber recogido del colegio a su hija pequeña, de 4 años, que estaba en el salón viendo la televisión. «Entonces empezó a gritar que había fuego. Yo intenté apagarlo, pero ya no podía, así que la cogí para salir de la casa». Otro hijo, de 15 años, estaba en una habitación -su padre no lo sabía- y también salió sobresaltado por los gritos y el olor a quemado. «Llamé a los vecinos para avisarles y al 112». Su mujer se encontraba trabajando y llegó después.

No sabe lo que pudo originar el incendio, lo que aseguraba es que «lo hemos perdido todo. Los muebles, la ropa...» Junto a su mujer y sus hijos, estaban de alquiler en la vivienda y anoche no pudieron dormir en el piso. Tampoco sus vecinos octogenarios, que fueron rescatados por los bomberos y atendidos por el 112. Les trasladó al hospital, en estado leve, por intoxicación por monóxido de carbono.

Otras nueve personas fueron atendidas, las que los bomberos sacaban una a una ante la alegría y lágrimas de sus familiares: el presidente vecinal de Miralvalle y su mujer, un niño de 8 años que salió montado a burro sobre un bombero, un perro...

El abrazo de una de las hijas del matrimonio que había quedado atrapado a un bombero ejemplificaba el sentimiento general.

El alcalde y varios concejales acudieron a la zona al conocer la noticia y hablaron con los afectados. Llamaron también a uno de los arquitectos municipales para informar del estado del bloque, quien manifestó que «no existen daños estructurales».

CONSECUENCIAS / No obstante, Fernando Pizarro explicó que los 14 vecinos del primer y segundo piso podrían dormir anoche de nuevo en sus viviendas, pero no los residentes del tercero, los principales afectados y cuarto, debido al fuerte olor «a gas y humo». No obstante, hoy está previsto que puedan volver casi todos, porque el matrimonio mayor «se quedará con sus hijas» y la familia de la vivienda afectada tiene familiares próximos y hoy se pondrá en contacto con ellos la edil de Servicios Sociales para iniciar el protocolo de ayudas de alquiler, durante un máximo de 6 meses y de otros 1.500 euros para comprar productos de primera necesidad.

Además, Pizarro apuntó ayer que se llamó a tiendas y grandes superficies para prestar ayuda y dieron los primeros alimentos y ropa. Su mayor consuelo ahora es que siguen con vida.