H asta nuestro querido Mayorga ha hecho deporte, con espada en mano, como un magnífico esgrimista preparado para el asalto, nos daba la bienvenida nada más entrar a la VII edición de la Feria del Deporte, celebrada el pasado sábado en el pabellón de la ciudad deportiva de Plasencia, en donde se han dado cita un gran número de clubes y asociaciones deportivos y también empresas relacionadas con el sector, además de Protección Civil.

Veteranos y novatos de un sector que debería de tener por bandera la deportividad y mostrarla especialmente en estos eventos donde el deporte es el nexo de unión para todos los asistentes, aunque en algunos casos, lamentablemente, brille por su ausencia. Puede que practicando deporte la demuestren y no compitan por el afán de ganar sino por la satisfacción personal que aporta el juego per se, aprendan a perder y lo más importante, disfruten practicándolo, pero ojalá se trasladara al ámbito personal del desarrollo diario de cada individuo de forma particular y de las entidades, instituciones públicas y grupos en general.

Obligada me veo a recordar la definición de deporte, que tiene dos acepciones, 1: Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas y 2: Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre.

Así es como los niños lo ven y como debería de ser. Pero tranquilos, que para darle un giro ya estamos los adultos tergiversando y corrompiendo todo lo que con su práctica tiene relación, voceando en los partidos o malmetiendo contra sus adversarios, en lugar de permitirles vivir su esencia y el verdadero sentido de llevarlo a cabo y mostrarles todas las opciones disponibles a su alcance, aptas para ellos.

A los adultos se nos olvida jugar limpio y sin interés de por medio. Hemos desvirtuado tanto la práctica del deporte que, si bien la mejoramos relacionándolo con la salud, también la empeoramos perdiendo el objetivo de hacerlo por placer. Tengamos presente lo realmente importante de hacer deporte, el que sea, que el niño juegue y aprenda a través de las normas y su ejecución, multitud de valores que desarrollar y adquirir.

Libres, sin imposiciones, permitamos que prueben de todo, exploren y descubran la oferta existente y luego decidan. Aprender a perder es sanísimo.