Un nuevo capítulo en el caso del asador del pollo de la Puerta del Sol se saldó el miércoles cuando la policía local volvió a precintarlo en cumplimiento del decreto de cierre de alcaldía, porque su dueño fue conducido a comisaría por un presunto delito de desobediencia grave a la autoridad al negarse.

El intendente de la policía se personó en el establecimiento y lo denunció también por otro presunto delito contra los derechos de los trabajadores al hallar a tres rumanos trabajando sin legalizar. Fuentes policiales lo confirmaron así como que la familia hizo caso omiso y reabrió después el negocio por lo que fueron denunciados también por quebrantamiento del precinto.

El cierre que ha vuelto a decretar la alcaldesa por no tener licencia ha sido recurrido ante el juez por los afectados, por lo que han dicho que solo cerrarán por orden judicial y el asador sigue abierto. El origen del conflicto, ya en tribunales, está en las quejas vecinales por los olores que desprende, pero ninguna de las medidas correctoras exigidas por el consistorio parecen haber acabado con el problema.