El mal tiempo deslució indudablemente ayer la romería de la Virgen del Puerto de Plasencia, patrona de la ciudad. El momento más esperado, su salida de la ermita y la procesión, fue el mayor ejemplo. A las seis de la tarde, la cofradía anunciaba que solo daría la vuelta al atrio, por prevención, pero la noticia fue recibida con silbidos y abucheos de los numerosos romeros que esperaban, así que, finalmente, bajó hasta la explanada, dio una pequeña vuelta y regresó a su templo, ante los gritos de ¡Viva la Virgen del Puerto! ¡Viva la Canchalera!.

El día había amanecido desapacible, primaveral, con nubes, amenaza de lluvia y rayos de sol de vez en cuando. Con una climatología así, era de esperar que la presencia en la ermita y Valcorchero no sería multitudinaria. Eso sí, la misa presidida por el obispo llenó el santuario, con numerosas autoridades, con el alcalde a la cabeza, y el panel de flores del atrio estaba a rebosar.

Muchas personas optaron por subir andando hasta el santuario de la patrona, únicamente para verla o llevarle flores, pero no para quedarse y disfrutar de un día de campo, porque en este no faltaban zonas de barro y charcos. Así, si en torno al mediodía, muchos romeros subían por la carretera del Puerto, otros ya estaban bajando.

Otro ejemplo fue el aparcamiento, perfectamente asequible durante la mañana. Y las explanadas otros años llenas de romeros, acusaban la falta de estos. No obstante, los incondicionales no faltaron, unos con jaimas para protegerse de la lluvia y otros arriesgando.

Tampoco faltaron el chorizo, la panceta, la empanada, las tortillas, el vino, la cerveza, e incluso la gloria. El hecho de que este año sí se pudieran hacer barbacoas lo destacaron algunos romeros: «sin lumbre no es lo mismo, así que este año, en ese sentido, estamos mejor».

Los tres bares que instalaron barras y carpas, e incluso animación alguno, notaron más afluencia de gente durante la tarde que por la mañana y la Policía Local informó de que había sido un día y una noche previa sin incidentes.