Junto a un banco, en una casa fabricada a base de cajas y cartones y donde no faltaban un cepillo y un recogedor. Así ha vivido Diego durante los meses de julio y agosto, hasta que esta semana, la ayuda de unas vecinas, de la portavoz de Unidas Podemos, Mavi Mata y el trabajo de Cáritas y los servicios sociales del ayuntamiento han conseguido que salga de la calle y tenga una comida caliente.

Diego tiene 72 años y está laringectomizado como consecuencia de un cáncer. Es natural de Trujillo, pero como él mismo contaba ayer a las puertas del comedor de Cáritas, llevaba «47 años trabajando en Bilbao», hasta que regresó a Extremadura. Cobra una pensión elevada y estaba viviendo de alquiler en Plasencia hasta que se vio en la calle. Afirma que volverá a cobrar en breve, pero hasta ese momento ha hecho de su casa un espacio junto a un parque infantil anexo al cementerio judío, en el barrio de Río Jerte.

Allí le vieron unas vecinas. «Al principio no te fías, pero vimos que había limpiado todo el parque, que estaba lleno de suciedad, jeringuillas y preservativos y pensamos que no era un indigente al uso. Nos acercamos y hablamos con él, una persona muy educada», comenta una de las vecinas que le ha estado ayudando.

Al principio, «tenía comida, pero después ya no. Además, tenía frío, así que le bajamos un colchón de 80 que tenía en casa y hemos estado llevándole comida los vecinos». Además, de limpiar el parque, destaca que «lavaba su ropa y se aseaba en la fuente del parque, hasta que se averió y luego ha estado yendo hasta Sor Valentina a otra fuente». No obstante, no todos se han portado igual porque cuentan sus vecinas que jóvenes que estaban de botellón «le han tirado piedras».

Redes sociales

Pero esta semana, viendo que la previsión meteorológica daba lluvias y Diego seguía en la calle, una de sus vecinas decidió denunciar su situación a través de las redes sociales. A raíz de ahí, la portavoz de Unidas Podemos por Plasencia se interesó por su situación y contactó tanto con Cáritas como con los servicios sociales del ayuntamiento.

Así, la Policía Local ha acudido a verle y tanto Mata como una vecina le acompañaron al comedor social de Cáritas. Desde la entidad, explicaban ayer que Diego había estado en el comedor durante el confinamiento, pero «como tenía una vivienda alquilada e ingresos altos, superaba la cantidad para recibir comida. Se marchó y no había vuelto. No sabíamos que había estado viviendo en la calle».

Ahora y hasta que vuelva a recibir su pensión, podrá acudir al comedor de Cáritas y gracias a los servicios sociales municipales este jueves ha dormido en un hostal, donde seguirá hasta que pueda ir a una residencia. En el centro de acogida de Cáritas no había plaza porque todo el que entra debe permanecer aislado en una habitación hasta que se le realiza una PCR y se obtiene el resultado y estaba ocupada, por lo que se han hecho cargo los servicios sociales.

Según el ayuntamiento, «le han encontrado plaza en una residencia en Jarandilla de la Vera, aunque tiene que colaborar y querer ir». Sus vecinos están aliviados porque al menos Diego ya no duerme en la calle y él, agradecido y «contento».