Un minuto. Si Félix Rodríguez y Antonio Sanguino hubieran tardado más de un minuto en llegar hasta una mujer que intentaba autolesionarse en su domicilio, ella habría muerto. Así se lo dijo el equipo médico que la atendió después de que estos dos agentes del grupo de Seguridad Ciudadana del Cuerpo Nacional de Policía le hicieran la reanimación cardiopulmonar y consiguieran que volviera a respirar.

Todo ocurrió el pasado 28 de septiembre. Los agentes patrullaban por la ciudad como una jornada cualquiera cuando recibieron una llamada desde la Comisaría. El aviso era, literalmente, de vida o muerte. Un hombre había llamado a la Comisaría alertando de que su mujer le había enviado una fotografía a través del teléfono móvil en el que le advertía de que iba a terminar con su vida. El marido iba de camino al domicilio familiar con las llaves, Rodríguez y Sanguino hicieron lo propio en el coche patrulla.

Ellos llegaron primero a un unifamiliar ubicado en el polígono de La Data. Atraverason una puerta que daba a un patio exterior y estaba abierta, pero al llegar a la puerta principal de la casa, la encontraron cerrada. «Llamamos y nadie contestaba. Aporreamos la puerta y nada. Entonces empezamos a escuchar unos golpes dentro». Rodríguez recuerda que entonces subió con las manos una persiana que estaba bajada, abrió la ventana, separó la cortina y vio a la mujer en el salón, intentando quitarse la vida. El marido no había llegado. «En esos momentos, sabes que tienes que entrar lo antes posible», explica Sanguino. Y fue lo que hicieron. «Tuvimos que fracturar la puerta a patadas». Cuando llegaron a su altura, la cogieron entre los dos, la tumbaron en el sofá del salón y comenzaron a realizarle la reanimación cardiopulmonar al tiempo que llamaban a Comisaría pidiendo urgentemente un equipo médico.

Volvió a respirar / «Entonces volvió en sí, empezó a respirar. Llegó el marido y le echamos agua por la cara. Estaba fría y muy débil y no abrió los ojos». Sí lo hizo ya después de que llegaran los sanitarios, pero los agentes creen que no se fijó en ellos. No saben si les reconocería si volviera a verlos. «Los médicos nos dijeron que estaba bien y que, si hubiéramos tardado un minuto más, no hubiese sobrevivido».

Recuerdan que entonces sí reconoció a su marido, al que dijo «que no la dejara, que no podía vivir sin él». Porque el matrimonio, que tiene una hija de 18 años y un hijo de 7, se está separando y, según contó el marido a los agentes, ya ha intentado quitarse la vida varias veces. «En esta ocasión, es posible que tratara de llamar la atención sobre el marido, porque alguien que quiere morir no avisa primero. Pero creemos que esta vez se le fue de las manos». La suerte quiso que topara con Félix y Antonio, unos agentes expertos en el trabajo en la calle y con experiencia en salvar vidas, que actuaron con la rapidez necesaria como para que no haya que lamentar la muerte de una mujer de 38 años.

tres casos en un año / Su marido les ha dado las gracias por salvarla y ellos se muestran «orgullosos y satisfechos».

También han recibido el agradecimiento de otro hombre al que hace unos meses rescataron cuando intentaba arrojarse por el puente de la depuradora. «Le acababan de despedir del trabajo y, en un arrebato, se fue al puente». Félix y Antonio recuerdan que, cuando llegaron, le encontraron ya por la parte exterior del puente, a punto de lanzarse. Entonces, «mientras uno le distraía, el otro le agarró y le devolvimos al otro lado del puente». Señalan que estaba tan fuera de sí, que incluso tuvieron que esposarle porque quería volver a intentarlo. «Después vino a darnos las gracias. Había sido un impulso del momento».

Y además de salvar vidas en intentos de suicidio, estos agentes se toparon recientemente con un hombre que acudió a comisaría y, de repente, «se cayó al suelo. Pensamos que estaba mareado y luego vimos que se estaba asfixiando con un pipo de albaricoque». Entre varios le hicieron un masaje y le dieron un golpe seco y el pipo salió. «También vino luego a darnos las gracias».

En definitiva, con este historial, estos agentes hacen honor al grupo al que pertenecen, el de la seguridad ciudadana. H