La duquesa está triste, qué tendrá la duquesa. Por no llamarla princesa ni tránsfuga diré que a la concejala de Turismo, Sanidad y Mujeres los suspiros se le escapan de su boca de fresa porque su idilio con el PSOE ha perdido la pasión del primer día.

A la que fue concejala de Bienestar Social con José Luis Díaz, presidenta local de NNGG del PP y que estaba llamada a ser diputada regional antes de pasarse de número dos al CCPL, que a la semana abandonó para irse al grupo mixto y que acabó dando la mayoría al PSOE --cojo aire-, ahora no es invitada por la alcaldesa a la junta de portavoces. Ni a la organización de la Ifenor gastronómica, ella que inventó la feria de las tapas. ¡Qué ingrata es la vida!.

Y cuando había perdido la risa, le manda un mensaje al PP: "si José Luis Díaz vuelve, ¿por qué no yo?". Que rectificar es de sabios y si se pasó media legislatura rebuscando entre papeles para llevar al exalcalde al fiscal hasta que convenció al PSOE, luego se desmarca una y queda como los ángeles. Porque si tiene un máster en capacidad de trabajo, lo tiene también en artimañas para atesorar más títulos que la duquesa de Alba.

Porque conviene recordar, por ejemplo, que se sacó el número dos de la lista de Compromiso con Plasencia tras un amago público de deserción. Pero a Raquel Puertas no le gusta que le llamen tránsfuga y para complacerla diré que tanto como lo son Díaz y Pepa Camisón. Aunque aquella la gana porque la concejala del grupo mixto lo es doblemente, que la exsocialista se cambió de escaño, pero de partido no. Al menos, las cosas como son, la duquesa de nuestro poema es muy, pero que muy trabajadora. Ahí está, mismamente, el enlosado de la catedral y otros muchos proyectos en ciernes.