En la parada de correos ya no se superponen unos carteles sobre otros ni quedan pegotes de cola para sorpresa de los usuarios del autobús urbano y no ésta la única. La empresa de limpieza ha empezado a limpiar las marquesinas a requerimiento municipal y al menos van ya 26. Después le tocará quitar la cartelería y los graffiti de los edificios públicos y será entonces cuando el ayuntamiento exija lo propio a los particulares.

"Daba asco sentarse en las paradas con los chorretes de cola que quedaba pegados en los asientos", dijo ayer una usuaria habitual del autobús. Tal era la acumulación de pasquines en las marquesinas y en numerosas fachadas todavía que la queja ciudadana era unánime.

Ahora la empresa tendrá que hacerlo de forma periódica. "Este es un servicio más que tenía que prestar conforme al contrato suscrito con el ayuntamiento --indicó ayer la concejala delegada, Carmen Blázquez--, pero que nunca se había hecho, aunque después de varios requerimientos verbales le hicimos uno por escrito y lo está cumpliendo".

Lo cierto es que en un mes ha saneado ya 26 marquesinas de muy diversas zonas de la ciudad. Mientras la concejala estudia habilitar paneles donde limitar la pegada de carteles habida cuenta de que cualquier edificio o tienda abandonada además de las marquesinas sirven para estos menesteres. Lo que también estudia Blázquez es si hay alguna fórmula que permita sancionar a quien siga ensuciando el mobiliario urbano.