Entre los desempleados que existen actualmente en Plasencia hay un perfil, el de las familias con cargas familiares. Es el caso de María Belén Oliva y Rufino Marrupe, de 39 y 42 años, ambos desempleados de larga duración y que han tenido que dejar a dos hijos menores, de 10 y 15 años, en un centro de acogida porque no tienen dinero para mantenerlos.

Belén ya no recuerda cuánto tiempo lleva en paro "mucho tiempo, muchísimo", contesta cuando se le pregunta. Su marido lleva 5 años en las listas del Sexpe y su último trabajo fue en la construcción. Cobra una prestación de 426 euros y acaban de recibir una vivienda social de la Junta de Extremadura. Belén y Rufino tienen además otra hija de 18 años, también desempleada.

"Nadie te llama, ni el Sexpe, ni nadie y yo me ofrezco para trabajar en lo que haga falta, en lo que salga, no tengo miedo a trabajar de nada", afirma Belén. Su marido asegura que se siente "muy impotente por la situación que estamos viviendo porque no he recibido ni una llamada para una entrevista de trabajo y yo lo que quiero es trabajar, en la construcción, en el campo, en lo que sea".

Mientras tanto, mientras no tengan trabajo, sus hijos menores permanecerán en el centro de acogida. "Ahora en verano los tengo en casa, pero en cuanto empiece el curso, tendrán que marcharse otra vez. Lo que siento es rabia y mucha impotencia de no poderlos sacar de allí, pero necesitan alimentación, vestidos, calzado y eso en mi casa no lo hay, por eso pedimos un trabajo, para poderlos tener en casa. Ellos entienden la situación, pero también tienen mucha rabia porque yo siempre les he dicho que no me iba a separar de ellos", explica Belén.

Afirman que con los 426 euros de Rufino apenas les da para comer "y haces una compra de 50 euros". Además, recuerdan que han vivido seis meses sin gas y dos meses con la luz cortada porque no podían pagarlos.

Lo que ahora temen es el otoño porque en el mes de octubre se le termina la prestación a Rufino y entonces ya no tendrán ingreso. Respecto a la posibilidad de acogerse a la nueva renta básica, consideran que "es pan para hoy y hambre para mañana. Ahora, si quienes la han aprobado pueden vivir con ese dinero, yo también vivo. Pero es que yo no quiero renta básica, yo lo que quiero es trabajo", subraya Rufino.

El matrimonio se ha unido a las actividades y reivindicaciones del Campamento Dignidad y quiso contar su situación en una comparecencia junto a Jesús Muñoz y Flor Prieto, ediles del partido socialista-regionalista, que quisieron mostrar con ellos el rostro humano actual del desempleo. En su opinión, la bajada del paro es estacional y lo que hay que hacer es "plantear otras políticas".