Encontró dinero en un calcetín de un hijo fallecido recientemente, llamó a un voluntario de la delegación placentina del Banco de Alimentos de Cáceres al que conocía y se fue con él a un supermercado. Todo se lo gastó en comida, un total de 300 kilos, que donó acto seguido al Banco “con satisfacción”.

Es el gesto que ha tenido una mujer placentina de 91 años y que la delegación del Banco ha querido hacer público porque “su bondad es un ejemplo”. Aunque la donante quiere mantener el anonimato, la delegada placentina, Loli Hernández, ha señalado que se trata de una mujer que “ha vivido estrecheces, carencias, miedos, hambre, trabajos extenuantes… tenía que sacar adelante a siete hijos. Ella sabe que no hay rosas sin espinas, por ello siente la necesidad de colaborar para llenar esos platos que la pandemia ha vaciado”.

Precisamente, sobre la situación actual de familias con necesidad de alimentos en Plasencia y la zona norte, Hernández señala que, desde que aumentó un 15% con motivo del virus, “se mantiene, no hay un pico de alarma y además, estamos a punto de repartir 70.000 kilos”, cofinanciados por la Garantía Agraria y fondos europeos. Calcula que será en noviembre.

No obstante, recuerda que otro 50% de alimentos proceden de la donaciones que reciben y pueden atender cualquier emergencia o necesidad que surja.