Marisol Collazos es uno de los 94 sanitarios del área de salud de Plasencia que ha dado positivo en coronavirus. Es uno de los que no han recibido el alta médica, pero explica que no es porque no haya superado el periodo de cuarentena obligatorio, ya que le hicieron la prueba el 20 de marzo en el hospital, sino porque todavía «no me han hecho la prueba del negativo, así que sigo de baja, sin poder trabajar y esperando».

Haa querido contar su caso para denunciar que, desde el primer momento, «me ha costado que me atendieran. El trato en Atención Primaria ha sido maravilloso, pero en el hospital, toda la gestión ha sido un poco caos».

Con 32 años y tres hijos de 8 y 5 años y 15 meses, el 17 de marzo terminó un contrato de cuatro días de duración en el hospital Virgen del Puerto de Plasencia. Estuvo en Traumatología y en Urgencias y el día 18, comenzó a sentirse mal. «En cuanto empecé con décimas, me aislé en mi habitación».

Cree que se contagió en el hospital, por el contacto con un paciente positivo. «Entonces no lo sabíamos y teníamos mascarillas porque una amiga las pidió a la supervisora y las guardó en el vestuario. Cuando estuve en Urgencias cogí una mascarilla, pero solo nos dejan usar material homologado, nada de bolsas de basura y eso es un caldo de cultivo y después nos vamos a nuestras casas, sin saber si vamos a tener síntomas o lo estamos incubando».

En su caso, ha tenido fiebre, dolor corporal, tos y ha perdido el gusto y el olfato. Cuenta que llamó inmediatamente al 112 y a Salud Laboral del hospital, pero «no me cogían el teléfono». Solo le devolvieron las llamadas «cuando recurrí al sindicato». Dice que ha tenido que contactar con el Satse en varias ocasiones para que le hicieran la prueba y que los resultados tardaron. «Me enteré por favores y es muy triste que a cualquier persona o a los sanitarios tarden tantos días en darnos el resultado».

Desde entonces le ha estado atendiendo su médico de cabecera, para el que solo tiene palabras de elogio y se ha preocupado por su marido y sus tres hijos, que han tenido síntomas de la enfermedad. «A ninguno les han hecho las pruebas y, como mi marido empeoró, tuve que salir del aislamiento para cuidar yo a los niños». Ya están todos bien y, de hecho, su marido, al que habían despedido, volvió ayer al trabajo. Pero ella todavía no tiene el alta médica porque «siguen sin hacerme la prueba del negativo. Mi médico ha escrito a la dirección de salud para ver si me la hacen, pero no me han llamado, ni me cogen el teléfono».