La indignación era el sentimiento dominante ayer entre los paseantes y vecinos que se arremolinaron en torno al bulevar tras el atropello por la frecuencia con que estos se producen en pasos de peatones. Mientras unos se quejaban de la falta de respeto a los límites de velocidad porque "los coches van por las calles como locos", otros denunciaban que "hoy día casi nadie para en los pasos de peatones y por dónde vamos a pasar sino".

Una mujer mayor definía con una frase la opinión mayoritaria: "Es que salimos de casa, pero no sabemos si vamos a volver". A estas opiniones sobre la forma en que se produjo el suceso se unía la consternación por la muerte del atropellado, que aumentó al llegar la familia.