Cerrada desde finales de los años 60, Santa Teresa reabrió ayer restaurada por la escuela taller Vicente Paredes VII y a la espera de que el obispado determine ahora cuándo y cómo volverá a abrirse al culto la iglesia del cementerio una vez que le ha sido entregada la obra por el ayuntamiento.

La actuación estrella de la escuela taller de este año, con una inversión de 60.000 euros, ha eliminado las humedades del interior, ha consolidado el suelo de barro cocido, las bóvedas y las paredes, según resaltó ayer su director, Pedro Sánchez-Ocaña, pero la recuperación de los frescos hallados con los escudos episcopales y de los azulejos talaveranos tendrá que esperar a una actuación posterior de la Junta de Extremadura.

Los treinta alumnos de la escuela taller también han recuperado el atrio, que estaba totalmente abandonado, y por todo ello recogieron ayer un diploma de manos de la alcaldesa Elia Blanco; el obispo Amadeo Rodríguez, y el concejal delegado, Blas Raimundo.

Además de las felicitaciones de unos y otros a los alumnos, el obispo mostró su agradecimiento al ayuntamiento por haber recuperado una pieza del patrimonio local que hay que agradecer a su predecesor en el siglo XVII, el obispo Cristóbal Lobera, además natural de Plasencia, que cedió la iglesia al Cabildo Catedralicio, cuyo actual responsable, el vicario Virgilio Vegazo, indicó su intención de que haya, al menos, una misa semanal "o lo que se nos vaya demandando por los fieles".