El párroco de la iglesia de San Esteban se llevó ayer un disgusto al descubrir la sacristía toda revuelta y con signos de haber sufrido un robo. Según explicó un miembro del clero, había celebrado misa por la mañana y cerrado el templo, pero al volver por la tarde, se encontró con la puerta de la sacristía abierta, por lo que llamó inmediatamente a la policía.

La hipótesis que se baraja desde comisaría es que el ladrón o ladrones se quedaron dentro de la iglesia una vez terminada la misa y esperaron a que salieran el párroco para campar a sus anchas . A última hora de ayer, el cura aún no había hecho un recuento de lo robado, aunque temía que se hubieran llevado el dinero de la colecta porque habían manipulado donde la guardaba.