La feria centenaria de Plasencia no vive ajena a la globalización y uno puede comprar en el ferial de todo, que para eso es una feria multiétnica con cientos de puestos hacinados y cuando cierran al público y corren la lona parece más un campo de refugiados, que para eso tampoco escapa la feria al reto de la inmigración por sus condiciones de vida y seguridad visto el incendio de la primera madrugada en el que Rachid se quemó las manos apagando el fuego que, se cree, fue provocado.

Lo que tampoco podía desaprovechar la feria del 2004 es la boda del año y el estilo Letizia Ortiz marca tendencias aunque la corona que venden las chinas en lugar de diamantes parece que tienen pilas alcalinas para que brillen las cabezas hasta bien entrada la noche. Esta será, además, la feria de la Eurocopa de Portugal y uno puede sentirse Valerón con sólo comprarse la camiseta de la selección en el ferial.

Apurando

Si será multiétnica esta feria que el pasodoble de la charanga se entremezcla en la plaza con la música en directo y al más puro estilo indio de un grupo aborigen mientras la etnia más familiar tiene su propia caseta en el Berrocal, donde los gitanos exhiben sus oros al ritmo flamenco.

Qué spot se pierde Beneton en la calle del Sol, donde la hilera de puestos en los que los sudamericanos venden gorritos con lunares de colores acaba en una mesa de cuestación de Cáritas, que ayer era el día de la caridad y también salió la procesión del Corpus con los niños de primera comunión aunque desvió su tradicional itinerario.

Con la manía de retrasar la feria una semana coincidió también con las elecciones europeas y pobre de aquel al que le tocara mesa, si es que no huyó a la playa, por no hablar de la participación, seguro menor, a cuenta del éxodo playero y de lo entregados que estaba el resto en la víspera del lunes de resaca.