Juan Vázquez empezó a ir al gimnasio Shotokan Ryu a practicar kárate a escondidas, después se incorporó Ángel Jiménez, pero hasta los tres años no se compraron el uniforme, por el «qué dirán», por cómo se tomaría su entorno que dos hombres de etnia gitana, de 52 y 53 años, practicaran kárate. Ahora, se han convertido en los únicos de su etnia en la región en conseguir el cinturón negro.

«Es un hecho histórico y lo han conseguido a base de mucho sacrificio y trabajo, es un orgullo tremendo», subrayaba ayer el presidente de la Federación Extremeña de Kárate, Daniel Timón.

Estas cualidades también las destacaba ayer quien ha sido el entrenador de Juan y Ángel desde hace cinco años, Antonio Martín. «Ellos nunca habían hecho deporte y llegaron fatal y muy negativos, pero han ido entrenando y haciendo todos los exámenes como los demás y han tenido el mismo trato que el resto. Se les tilda de vagos, pero ellos me han demostrado lo contrario».

Martín destaca que se han integrado con el resto de compañeros, «como uno más. Allí hay karatekas, ni payos, ni gitanos. No se les ha regalado nada, se lo han trabajado».

Juan Vázquez se mostraba ayer «muy contento porque hemos conseguido lo que nos habíamos propuesto. Con esfuerzo se puede conseguir, no hay nada imposible». Reconoce que, al principio, «nos tomaban por locos», pero ahora «hemos abierto una puerta para nuestro pueblo y mucha gente nos dice que quiere ir al gimnasio».

Por su parte, Ángel Jiménez afirmó que alguna vez había ido al gimnasio, pero se aburría, y el kárate «es otra historia. Te aporta mucho, ha sido mi vida. Yo he perdido 10 kilos y allí somos como una familia, nos ayudamos».

Nunca han competido y ayer, el presidente de la federación les lanzó el guante de competir en el próximo campeonato regional de veteranos y lo recogieron: «estamos preparados». Para el alcalde, «son un ejemplo. Han tenido que romper barreras y han dado una lección».