El pasado mes de mayo, varios placentinos denunciaron ante la Policía Nacional que habían sido estafados mediante la clonación de sus tarjetas de crédito en una entidad bancaria. En un caso, al dueño le habían estafado más de 2.000 euros en compras realizadas fuera de la ciudad de Plasencia. La policía lo confirmó, pero sin dar muchos datos para «no perjudicar las indagaciones». Ayer, el cuerpo hizo pública la detención de dos hombres, «expertos instaladores de dispositivos de clonado de tarjetas en cajeros automáticos», a los que se ha podido localizar gracias a unas imágenes grabadas precisamente en una entidad placentina.

Según indicó la Policía Nacional, las investigaciones comenzaron a través de esas imágenes de los ahora detenidos, en las que «se observaba cómo hacían extracciones de efectivo tras colocar el dispositivo de clonación de tarjetas bancarias en una entidad de la localidad».

Desde esa actuación, los investigadores han relacionado a los autores con la colocación de 23 dispositivos en diferentes municipios de España, siendo los más habituales en Cáceres, Zamora, León, Talavera de la Reina, Valladolid, La Rioja y Madrid. También «se ha demostrado su participación en extracciones de dinero en efectivo tanto a nivel nacional como internacional».

Según la policía, los detenidos «han participado en casi 2.600 operaciones fraudulentas e intentaron extraer de las entidades bancarias cantidades que superan los 300.000 euros». Subrayan que el trabajo de la Policía Nacional y los sistemas de seguridad bancarios «frustraron más del 80% de las extracciones».

Los detenidos son dos ciudadanos de origen búlgaro, acusados de tenencia de útiles y dispositivos para la falsificación de tarjetas bancarias y de la falsificación y uso fraudulento de las mismas mediante la modalidad delictiva conocida como skimming.

Según los investigadores, formaban una de las últimas células operativas especializadas en skimming que operaban en España.

Lo que hacían era instalar dispositivos electrónicos de carácter mixto en cajeros automáticos, compuestos por una microcámara y una boca lectora, con los que obtenían los números PIN y una copia de la banda magnética de la tarjeta. Posteriormente, volcaban la información en soportes vírgenes o tarjetas blancas con las que realizaban reintegros de efectivo en otros cajeros bancarios de diversas localidades españolas y de otros países como EEUU, Perú y Honduras.