José Luis Retana ya está asentado en la diócesis de Plasencia. Cuando apenas falta un mes y medio para que se cumpla un año desde su ordenación como obispo, ha hecho balance, «muy positivo», pero también ha anunciado cambios «inminentes y algunos sonados», que no duda de que gustarán a algunos, pero también incomodarán a otros.

Se refiere concretamente al colectivo de sacerdotes. De hecho, apunta que, en este tiempo, «he hecho mi esfuerzo, sobre todo con los sacerdotes, y tenemos que entrar en asuntos controvertidos, como los nombramientos. Habrá que cambiar cosas, pero no todo va a ser de repente», afirma.

Tiene claro que con los curas va a tener «mucho trabajo» y subraya que «se trata de trabajar con sencillez, alegría y entusiasmo. No se trata de ser héroes, pero hay que repartir la tarea bien y llegar hasta donde se llegue, con la sencillez del seguimiento de Cristo».

Ese es un aspecto que considera que habría que mejorar y, entre sus objetivos, tiene claro el primero: «intentar que en ninguna población haya división porque que haya cristianos divididos es un escándalo». Por lo tanto, apuesta por la unidad.

Echando la vista atrás, muestra su satisfacción porque la acogida que ha recibido de los vecinos de la diócesis ha sido «excesivamente buena. He sido aceptado y querido».

Esto lo ha notado especialmente por una circunstancia que, durante algún tiempo, le ha impedido desarrollar su tarea al 100%, una enfermedad en la vista. Recuerda que, tras explicarla públicamente, «la gente me ha escrito muy agradecida y lo que te conmueve es que haya un pueblo pidiendo por su obispo».

No obstante, ha trabajado, entre otros temas, en la posibilidad de que Plasencia acoja Las Edades del Hombre. Ha hablado de un plazo de tres años, si se mantiene el apoyo de la Junta de Extremadura y ha señalado: «estoy trabajando para ello y vamos bien encaminados».