Me veo más echando un parchís que recorriéndome 18 hoyos a ver si meto alguna bola, pero parece que, por fin, se ha impuesto la cordura y hay alguna posibilidad por pequeña que sea de salvar lo nuestro. Ya sé que los promotores locales de los campos de golf no se lo dirían así a Corominas --Almodóvar sí-- pero, aún con toda la cautela del mundo a falta de despejarse la incógnita de si los adosados compartidos serán rentables y no guetos, siempre es buena noticia que vuelvan a negociarse inversiones clave para el desarrollo turístico de Plasencia city. Que los aficionados al golf suelen tener más Visa Oro que los del parchís.

Los empresarios no son ONG y de miopía política fue supeditar los campos de golf a la construcción de las viviendas de 60.000 euros, que mira cómo la Administración se lo exigió a unos empresarios y el ayuntamiento, en cuanto pudo, vendió las 20 parcelas y de las viviendas de 60.000 euros si te he visto, no me acuerdo. El mercado y la habilidad empresarial dirán si hay tarta para dos, pero de lo que no tengo duda es de que el agua será reutilizable.