La alcaldesa ha pedido confianza en el asunto de las huertas, pues vamos a concedérsela y el tiempo dirá por no caer en el error de tanto marear con el Estatuto de Cataluña mientras nadie habla de lo que nos han subido hasta la bombona de butano. Porque no puede pasar desapercibido que hay proveedores municipales que no cobran por rifirrafes políticos. Aún admitiendo que Pepa Camisón comprara las botas a la policía saltándose el procedimiento administrativo, el material está servido y el empresario come de su trabajo. Págesele aunque la concejala dejara el PSOE y luego que el gobierno despechado depure responsabilidades. No pueden pagar justos por pecadores, como dice el dueño de un garito nocturno expedientado por incumplimiento del horario de cierre. Si lo hace, que se le sancione, pero a los demás también. El vecino no puede pasarse la noche en vela por ningún local que se salte las normas a la torera ante la complacencia municipal. El político responsable tiene que mojarse. Por eso el del hospital no debe empeñarse en negar las quejas de que la comida es mejorable; qué necesidad tendrá un sanitario de guardia las 24 horas de complicarse la vida con esto. La dirección hará mejor admitiendo que puede ser verdad, molestarse en comprobarlo y dar la solución. Cuántos problemas nos evitarían un poquito de empatía y mucho de responsabilidad.