El Bazar Dragón Oriental de San Calixto es un histórico de los negocios de todo a cien porque abrió en el 2000, cuando todavía circulaban los veinte duros, y Yaolie es su cara más conocida. Siempre sonriente, demuestra con su buen castellano que lleva ya once años viviendo en Plasencia.

Pertenece a la comunidad más numerosa de extranjeros en la ciudad tras la marroquí y la sudamericana. Mientras estos suelen ocupar puestos de trabajo domésticos y de acompañamiento a personas mayores, los marroquíes labores del campo, pero también regentan tiendas similares a la de Yaoli y su familia, que también dirigen los restaurantes chinos. En las tiendas de todo a un euro se habla principalmente chino. "A nosotros nos va muy bien --dice la sonriente Yaoli-- tenemos muchos clientes". Lo cierto es que estas tiendas son un ir y venir de gente porque puede uno encontrar de todo lo imaginable. Yaoli se siente integrada en Plasencia. Tanto como estos negocios, que proliferan principalmente en el centro, donde también vive la mayoría de la población inmigrante. Se empadronan pensando en los papeles del futuro, pero también en la escolarización de sus hijos y en la tarjeta sanitaria.