Este curso, el colegio Miralvalle ha contado con un huerto que ha sido punto de encuentro de numerosos alumnos y padres. Porque ha tenido tantos detalles que incluso el centro ha decidido presentarlo a un concurso de carácter nacional.

El huerto es tradicionalmente un proyecto del que se encargan los alumnos de tercero de Primaria. Según explica una de las tutoras implicadas, Patricia Calvo, han participado este curso 46 niños, con la colaboración de sus padres y de un voluntario que prefiere guardar el anonimato, pero que ha sido el alma de este singular huerto.

«En enero, se empezó a preparar el terreno, con la colaboración del ayuntamiento» y, a medida que pasaba el año, se iban plantando productos: fresas, patatas, calabacines, sandías, melones, cebollas, tomates, berengenas, judías, alcachofas. También han elaborado con botellas recicladas «bombas de vida para el maíz» y, en otra zona, plantas como tomillo, orégano, romero, curri, albahaca o poleo, además de instalar riego por goteo.

Hay hasta un cerezo lápiz, un árbol de los deseos con palos de colores, una casa hurdana y un espantapájaros elaborado por padres e hijos. Los pequeños han plantado, han recogido, han hecho talleres, mediciones, gráficos y hasta han aprendido a elaborar compost con los restos de frutas y lombrices y a echar posos del café para prevenir plagas.

Pero además, ha sido una experiencia solidaria porque gran parte de lo recolectado se lo han entregado al centro de alzhéimer y al asilo de ancianos.