Qué cosas tiene la vida, que ha unido en la muerte a dos personajes. Para reflexionar sobre la importancia de las cosas porque tanto Cipriano Calderón Polo, en lo más alto de la jerarquía eclesiástica, como Agustín, en la marginalidad por la droga, han terminado como lo que somos, humanos. Como la semana informativamente hablando. Porque también humano es que un hombre lleve 46 años conduciendo sin carnet y que un edil dé positivo en alcoholemia. Ya les vale a ambos. Pero detrás hay personas y, aunque el delito es injustificable y tiene que tener castigo, el uno es un peligroso ignorantón que solo pensó en sobrevivir él y su familia y no en el riesgo ni en aprender a leer para sacarse el carnet. El otro tuvo un error que debe servir para acabar con la permisividad social de conducir con dos copas por aquello de que le puede pasar a cualquiera. Eso es lo malo.