«Según la ciencia, las imágenes que soñamos se localizan en el hipocampo, pero cuando recordamos un hecho, de la infancia, por ejemplo, lo modificamos, cambiamos las figuras». Así explica Antonio Gázquez, un cordobés que lleva 33 años viviendo en Cáceres, lo que reflejan los cuadros que expone estos días en el centro cultural Las Claras. Los ha bautizado precisamente con el nombre de figuras hipocampianas y es un tipo de pintura al óleo en el que lleva trabajando los últimos dos años.

En total, la muestra incluye 26 obras, algunas reconocibles, como un cuadro que plasma a Don Quijote y Sancho Panza o su versión de los titiriteros de Picasso, explica.

Gázquez se confiesa autodidacta. Señala que lleva pintando desde que tiene uso de razón --»siempre estaba con un lápiz y un cuaderno-- y ha pasado por el realismo, el hiperrealismo, el expresionismo...

Profesor universitario en Cáceres y licenciado en Historia del Arte, confiesa que la pintura para él es «una pasión y un escape».

Por eso, aunque continuará con este tipo de pintura, pero no sabe por qué estilo pictórico se decantará en el futuro, tiene claro que «voy a seguir pintando» y destaca una curiosidad de la exposición: «los cuadros no tienen título». El motivo es que quiere que haya «un diálogo entre el espectador y la pintura, el cuadro tiene que vivir solo».