El incendio presuntamente intencionado en una tienda de edredones, en la avenida de la Vera en la madrugada del 30 de noviembre del 2005, enfrentó ayer en la sala de lo Penal a la propietaria del negocio y al presunto autor material del fuego, que se declaró inocente.

Los hechos ocurrieron, según la versión policial, a las 0.40 de la madrugada del citado día, cuando un desconocido ataviado con un gorro oscuro lanzó un coctel molotov al interior del comercio y luego se dio a la fuga.

Pero el enfrentamiento viene de lejos, puesto que la víctima del incendio asegura que "no podemos vivir en paz porque este señor y su familia nos hacen la vida imposible". Según relata, el acusado y sus familiares "me han amenazado, insultado e incluso agredido a mi y a mi marido solo porque un familiar mío les echó del piso donde vivían por no pagar la renta".

Desde entonces, esta mujer dice vivir "un infierno" aliviado únicamente por varias órdenes de alejamiento "que incumplen cuando les apetece", revela.

Ayer, el juicio por el incendio de la tienda se celebró con la comparecencia como testigos de tres guardias civiles, dos agentes de la policía científica y dos policías nacionales. Tras la vista, el fiscal elevó a definitivas sus conclusiones provisionales pidiendo tres años de prisión para el acusado y 60.427 euros de indemnización, pero no pudo precisar si el autor material de los hechos fue el acusado o su hijo, que entonces tenía solo 15 años.

LA OTRA VERSION Por su parte, el acusado, que reconoció tener "malas relaciones" con la familia de la demandante, declaró ayer ante la juez que no tuvo "nada que ver" con los hechos, puesto que "fui citado por la Guardia Civil aquella noche y cuando salí me fui directo a mi casa con mi hijo", insistió, pese a que una testigo protegido ubicó un vehículo similar al suyo en el lugar de los hechos. También dijo que la dueña del comercio "se mete con mi familia y me pone denuncias falsas".