Si este año ha habido orden y concierto a la puerta de la piscina municipal para obtener una sola plaza en los solicitadísimos cursos de natación no ha sido gracias al ayuntamiento. Sino al ingenio de un padre que, harto de las largas colas que se forman durante toda la madrugada para no perder la vez, tuvo la sencilla idea de repartir tickets por orden de llegada. Como en la carnicería y nunca mejor dicho porque fue la del Mercadona de la avenida de España la que le dio un taco para la ocasión.

"Este año no nos tuvimos que resguardar en el coche durante horas y hasta nos pudimos ir a tomar un café porque el ayuntamiento había puesto a un hombre a repartir números". Lo decía otro padre que se había ido a coger vez a las seis de la mañana para su hijo de dieciséis meses porque de cero a tres años solo había 36 plazas nuevas y ya se sabe que la demanda supera infinitamente la oferta. Pero el hombre en cuestión no era un empleado del ayuntamiento, sino José Luis Vidal. Otro abnegado padre que se había plantado en la puerta de la piscina a las doce de la noche y ya era el tercero. O sea que el propietario del popular bar El Cochecito, en San Miguel, no se habría quedado sin plaza para su hija, pero pensó en el bien común y se las ingenió para facilitar las cosas al resto. "Se me ocurrió solo de pensar en los líos que se montan otros años y la gente lo vio bien" decía, sin más. Luego lo felicitó el ayuntamiento a través del concejal Blas Raimundo.