"No se puede montar un negocio alegremente y no dejar vivir a los vecinos". Lo dice Antonio Marcelino, presidente de la asociación vecinal Intramuros, que acaba de pedir que no se dé licencia de apertura a un nuevo bar en la calle Patalón. En su opinión, la solución a este problema de conciliación del derecho al trabajo con el descanso vecinal para por "sentarse todos y buscar una solución".

La asociación recoge las quejas, demandas y sugerencias de vecinos como una mujer embarazada que reside en la calle Cartas y ya se ha reunido con el concejal de Interior para quejarse de los ruidos que salen del local más allá del horario de cierre permitido por la ley.

En más de una ocasión ha llamado a la policía local cerca de las cuatro de la mañana para quejarse de que el pub seguía abierto. Ahora, está a punto de dar a luz y advierte: "Yo no tengo por qué soportar esto y no estoy dispuesta a que mi hija pequeña no pueda dormir por culpa de los ruidos de un bar que se salta la hora de cierre".

Afirma que en ocasiones, el local cierra la puerta, pero mantiene a los clientes dentro y la música puesta por lo que "es imposible dormir" y no sucede solo los fines de semana sino también los jueves "y yo el viernes tengo que levantarme temprano para trabajar".

Es un caso de ejemplo, pero Marcelino avisa: "Si un vecino arma escándalo en casa, en seguida le llaman la atención".