Fernando García vivió exactamente lo mismo por lo que pasan en la actualidad 169 extremeños que dependen de un trasplante. Este placentino, casado y con dos hijos, lleva la mitad de su vida enfermo y estuvo dos años y medio esperando su primer riñón hasta que fue trasplantado en el Doce de Octubre de Madrid. Pero lo rechazó y pasó otros cinco años en espera hasta que volvió a pasar por el quirófano hace ocho en el Infanta Cristina de Badajoz. "Nadie sabe lo duro que es porque la máquina te va comiendo". Su riñón le empezó a dar problemas a los 24 años y en todo este tiempo ha estado incapacitado para trabajar recibiendo tres sesiones diarias de cuatro horas a la semana. La diálisis le hacía pensar que "aguantaría lo que el cuerpo aguantara y se pasa sed y hambre hasta que te vas deteriorando". Pero vive con ganas gracias a dos donantes, como esperan 151 extremeños de riñón, nueve de hígado, tres de corazón, cuatro combinados de riñón y páncreas, uno de pulmón y otro de intestino.