ALUMNOS , familias, profesores y religiosas del colegio Madre Matilde participaron ayer en una procesión para trasladar la talla de la beata que da nombre al centro en el que tomó los hábitos hasta la catedral, donde permanecerá para su devoción. Tras su llegada, el obispo presidió una eucaristía y, por la tarde, hubo fiesta en el Alkázar.